Asombroso. Resulta que mi blog es leído. Es decir, que lo lee más gente aparte de la que yo sabía. La sorpresa me la ha dado Nuria, la que acompaña a aquella que va en autobus. Me quedo anonadado. Es decir, esperaba que con el tiempo alguien más leyese mi blog y me comentase alguna cosilla, pero ¿tan pronto? Mi madre, eso si que ha sido una sorpresa inesperada.
La conversación ha versado sobre mis comentarios acerca del día 22, y más concretamente sobre la crónica de la nefasta noche de carnavales. Creo que han sacado de contexto y extrapolado demasiado mi opinión y la están reconduciendo en la dirección equivocada. Releo varias veces lo que puse y creo que todo está en su perfecto orden, ni añadiría ni mucho menos quitaría nada. Me pregunta que por qué escribo semejante crítica. Respondo que porque, afortunadamente, tengo una opinión y puedo escribirla... pero claramente se ha perdido entre las, a mi juicio, no tan intrincadas metáforas, hipérboles y demás modestas licencias literarias que puse.
Por otra parte, muy relacionado con ello, pero previo a este acontecimiento, esta mañana acabo el Fedón. Reflexiono profundamente y me siento identificado, en parte, y siempre guardando las distancias con el inconmensurable maestro, con Sócrates. Y lo de días anteriores y la última salida lo demuestran. Aquel que es el más sabio, justo y honrado, acaba siendo objeto de crítica y mal considerado por todos, únicamente por tratar de llevar la Verdad por estandarte, ofreciéndose siempre a hablar, dialogar y debatir. Pero, por desgracia, eso no sólo puede ocurrirme a mi, a quien qué más le gustaría que haber sido siquiera la mitad de lo que pudo llegar a ser un discípulo del maestro, sino a mucha gente. Y claro, medito lo que me dijo un buen allegado mío: "¿Realmente merece la pena salvar a una raza que desprecia a sus grandes genios?".
El día transcurre con normalidad. Por fin ha vuelto mi abuela de su tiempo sabático con su hermana. Ya se la echaba de menos y aprovecho para, junto con mi hermano, hacerle una visita. Por cierto, últimamente me encuentro muy perro, demasiado vago de lo habitual.
Finalmente, creo que no hay mejor homenaje para terminar y concluir mi pensamiento de hoy, que las últimas palabras del diálogo Fedón, a propóstio de la muerte de Sócrates, las cuales merecen una profunda reflexión. Por lo menos, para mí, las merecen:
"Así fue, ¡oh Equécrates!, el fin de nuestro amigo, de un varón que, como podríamos afirmar, fue el mejor a más de ser el más sensato y justo de los hombres de su tiempo que tratamos."
Platón, Fedón
Gracias y Namaste
No hay comentarios:
Publicar un comentario