lunes, 23 de febrero de 2009

Asombroso. Resulta que mi blog es leído. Es decir, que lo lee más gente aparte de la que yo sabía. La sorpresa me la ha dado Nuria, la que acompaña a aquella que va en autobus. Me quedo anonadado. Es decir, esperaba que con el tiempo alguien más leyese mi blog y me comentase alguna cosilla, pero ¿tan pronto? Mi madre, eso si que ha sido una sorpresa inesperada.
La conversación ha versado sobre mis comentarios acerca del día 22, y más concretamente sobre la crónica de la nefasta noche de carnavales. Creo que han sacado de contexto y extrapolado demasiado mi opinión y la están reconduciendo en la dirección equivocada. Releo varias veces lo que puse y creo que todo está en su perfecto orden, ni añadiría ni mucho menos quitaría nada. Me pregunta que por qué escribo semejante crítica. Respondo que porque, afortunadamente, tengo una opinión y puedo escribirla... pero claramente se ha perdido entre las, a mi juicio, no tan intrincadas metáforas, hipérboles y demás modestas licencias literarias que puse.
Por otra parte, muy relacionado con ello, pero previo a este acontecimiento, esta mañana acabo el Fedón. Reflexiono profundamente y me siento identificado, en parte, y siempre guardando las distancias con el inconmensurable maestro, con Sócrates. Y lo de días anteriores y la última salida lo demuestran. Aquel que es el más sabio, justo y honrado, acaba siendo objeto de crítica y mal considerado por todos, únicamente por tratar de llevar la Verdad por estandarte, ofreciéndose siempre a hablar, dialogar y debatir. Pero, por desgracia, eso no sólo puede ocurrirme a mi, a quien qué más le gustaría que haber sido siquiera la mitad de lo que pudo llegar a ser un discípulo del maestro, sino a mucha gente. Y claro, medito lo que me dijo un buen allegado mío: "¿Realmente merece la pena salvar a una raza que desprecia a sus grandes genios?".
El día transcurre con normalidad. Por fin ha vuelto mi abuela de su tiempo sabático con su hermana. Ya se la echaba de menos y aprovecho para, junto con mi hermano, hacerle una visita. Por cierto, últimamente me encuentro muy perro, demasiado vago de lo habitual.
Finalmente, creo que no hay mejor homenaje para terminar y concluir mi pensamiento de hoy, que las últimas palabras del diálogo Fedón, a propóstio de la muerte de Sócrates, las cuales merecen una profunda reflexión. Por lo menos, para mí, las merecen:
"Así fue, ¡oh Equécrates!, el fin de nuestro amigo, de un varón que, como podríamos afirmar, fue el mejor a más de ser el más sensato y justo de los hombres de su tiempo que tratamos."
Platón, Fedón
Gracias y Namaste

No hay comentarios:

Publicar un comentario