domingo, 15 de febrero de 2009

Sin Constante



Efectivamente, tras mucho silencio tocaba hablar y no es para decir otra cosa sino esta: No tengo constante... Ya no pienso que lo que ocurre es que No encuentro mi Constante, sino que empiezo a pensar y a afirmar que, simplemente, no la tengo. Claro, uno podría pensar, todo aquel que no tiene constante no puede existir, ya que si todo aquel que no la encuentra muere irremediablemente, pero al menos la tiene, aquel que no la tenga es que ni debería existir, puesto que nunca la va a encontrar... y es en ese dilema donde me encuentro.

Y es que ayer la verdad se me reveló en toda su crudeza. Sí, es un jarro de agua helada, pero es la Verdad, la realidad, y eso es algo que no puedo cambiar... No tengo un Richard Alpert para, con el que sería especial, ni una Penny Widmore, que me haga emprender un camino... en otras palabras, no hay una Penélope que me esperé en Ítaca. Así pues, para que quiero que mi viaje a Ítaca sea largo, lleno de aventuras, si no tengo motivo alguno siquiera para regresar… no hay reino que gobernar, ni mujer a la que amar… no nos andemos por las ramas, no tengo Constante a la que remitirme… ¿será por ello que el azar, el destino, la casualidad o la causalidad, han hecho que hoy sangre? Si es así, lo que quiere decir claramente es que mi tiempo se agota y si no encuentro la Constante, todo acabará. Pero, ¿qué constante? ¡Si no tengo!

Los pilares sobre los que reposaba mi vida y existencia se resquebrajan, rompen y quebrantan sin argamasa que los repare o nuevos atlantes que la sostengan. Decía Aristóteles que el que no puede convivir en sociedad es un dios o una bestia… yo no soy dios alguno, por lo que con un sencillo ejercicio de lógica deduzco la otra opción. Incapaz de conservar nada de lo que aprecio… me llaman pesimista, de baja autoestima, que tengo penosa concepción de mí mismo… bueno, yo lo llamo ser realista.
Y la realidad es esa, no tengo Constante… será por ello que me busco mi autodestrucción. Por activa o por pasiva, todo lo que puedo llegar a apreciar, gente con la que me gusta estar, acabo alejándome de ella, causando daño a ambas partes… ¿quién puede querer estar, pues, junto a una bestia? Peor, ¿quién puede querer estar junto a alguien que no tiene Constante en la vida?
Todo lo que he hecho en mi vida, la poca sabiduría que poseo, se va al traste… no me sirve para encontrarla… examino si el sabio está condenado a la soledad… claramente veo que no. Todo el mundo encuentra una Constante menos yo, algo que le hace feliz, lo que da el sentido a su vida, lo que permanece inalterable en el tiempo, lo que le mantiene unido a su existencia… yo no.
Dejo pues de martirizarme ya… el resto de la semana tuvo poco de contar, dentista, limpieza de boca y salgo viernes y sábado para celebrar que acabé los exámenes… en esas salidas olvido momentáneamente que carezco de Constante, pero a su vez, en esas salidas, cuando reflexiono, me hacen darme cuenta de semejante desdicha. Por cierto, el Madrid gana y le recorta dos puntos al Barcelona… se sitúa a 10 de él y algún insensato aún dice que hay Liga… en fin.

Ruego equivocarme en todo lo que he escrito, pero después de varios años infructuosos, no es de extrañar que uno opine que el destino llamaba a que no tuviera Constante.


Gracias y Namaste

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